Muestra. Un cambio de lugar puede favorecer el encanto de las obras
Con cierta frecuencia, un curador propone a un artista que ha expuesto en un museo o una galería, un segundo lugar y oportunidad para que otros públicos disfruten sus obras. Puede suceder que el artista o su representante rechace una exposición “de segunda”, a menos que sea una itinerante internacional. Ocurre lo mismo en centros de arte que se niegan a recibir cuadros ya exhibidos.
Si este rechazo puede a veces justificarse, en otras serían un error y una falta de perspectiva. Lo comprobamos ahora en dos muestras que se presentan en las salas contemporáneas de Arte San Ramón: pinturas de Alejandro Santana –expuestas antes en la Galería Nacional de Bellas Artes– , y varias piezas de la colectiva “Trayectos” –previamente expuestas en el Centro Cultural de España.
Ambas excelentes, cobran una nueva relevancia.
Eficacia arquitectónica. Arte San Ramón, cuya dedicación es la decoración ambiental y las artes visuales, ha evolucionado dedicando parte de su amplio local a una galería, que prioriza el arte contemporáneo. Con estos fines dinamizó la arquitectura interior, y, en 2014, desarrolló un programa arquitectónico y un circuito alrededor de dos elementos, la comunicación y la continuidad, para que sobresalgan las obras de arte.
Componente fundamental es una iluminación natural que se difunde desde el techo y claraboyas laterales. Esta claridad, funcional, agradable y dosificada que las inmaculadas paredes blancas exaltan, “glorifica” el colorido de las pinturas de Alejandro Santana. La luz artificial es solo complementaria, durante el día.
Ahora bien, Arte San Ramón, a continuación, elevó el nivel de la planta , agregó – sin puertas- espacios y paredes, lo que permite colgar una segunda exposición importante. Actualmente presenta una parte de “Trayectos”, magistralmente curada por Paula Gómez.
Algunos cuadros, pequeños y muy bien escogidos –así los de Laura Castro- detienen la mirada en una pared transversal, aunque de ningún modo propician la confusión museográfica. En una continuidad “separada”, la exposición principal impone prestancia y estilo, originalidad y riqueza en sus “Trayectos”.
Alejandro Santana. De una magna exposición retrospectiva, que abarcaba casi medio siglo de obras distintas en categorías, técnicas y fechas, Alejandro Santana presenta aquí sus grandes y estelares lienzos, pintados desde el 2018. Entusiasta e incansable, él agregó obras acabadas de pintar…
Todas celebran una vitalidad sublime del color en abstracción y figuración. Esa última, como casi siempre enigmática, fascina y sugiere, integrando la figura humana, la naturaleza y paisajes interiores de un trópico reencontrado. Parece increíble cómo, dominando el ímpetu de la paleta y la pasta, se percibe la maestría del dibujo en toques refinados.
Colocación interesante, a las telas de cromatismo muy variado sucede una breve secuencia donde el verde, todopoderoso, nos seduce e induce a una lectura de matices y detalles.
Trayectos. Esta colectiva, que agrupaba a Angel Urrely, Eleomar Puente, Chichi Reyes, Limber Vilorio, José Morbán, Foued Yamil Koussa, Laura Franco, Maroly Medina, y las “hermanas García”, Sherezade e Ileana, tuvo un muy merecido éxito. Verla nuevamente, aunque sea en parte, es un deleite.
Paula Gómez, su conceptuosa curadora, se esmeró en el montaje de lo que bien calificó “ nuevos discursos sobre la realidad y diversas problemáticas actuales”.
En este espacio, tan distinto, seguimos a los respectivos trayectos de más cerca para una fruición individual.
… Y sorprende que la extraordinaria “escalada” de sillas de Ileana haya conseguido otro impacto: ello demuestra cómo las instalaciones son adaptables a los espacios.
En pocas palabras, esta segunda presentación de Alejandro Santana y “Trayectos” en Arte San Ramón, mucho más que una repetición es un bienvenido “redescubrimiento”.